jueves, 2 de diciembre de 2010

DURA REALIDAD TRABAJO INFANTIL


Para acabar con este círculo vicioso que impide que muchos de estos niños estén escolarizados a tiempo completo es necesario que los Gobiernos de los países desarrollados  luchen por garantizar en los países en desarrollo la enseñanza primaria gratuita, eliminar los obstáculos a la educación de las niñas y combatir el absentismo en la escuela.

Según datos de diversas ONG, los países de Asia y Pacífico son los que más cantidad de niños trabajadores tienen. Sólo en el sur del continente asiático más de cien millones de niños están trabajando y el veinte por ciento de ellos con jornadas que superan las trece horas. Además, , más del setenta por ciento de la mano infantil de todo el mundo trabaja en la agricultura y produce los alimentos y fibras que se consumen en el primer mundo.

Obligar a los niños a trabajar e impedirles que vayan a la escuela es un gravísimo ataque contra los derechos humanos que, además de dañar su crecimiento físico y mental, les condena a la más absoluta ignorancia de sus derechos.
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En la mayor parte de los casos, la pobreza obliga a las familias a emplear a sus hijos para que contribuyan a la economía familiar, aunque ello implique sacrificar la educación de estos menores. Por ello, la lucha contra la pobreza y la universalización de la enseñanza primaria gratuita son dos aspectos clave para acabar con el trabajo infantil.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), calcula que en la actualidad hay 218 millones de niños trabajadores, y de ellos, casi la mitad lo hace en condiciones peligrosas para su salud.
Se debe trabajar para  erradicar esta cruda realidad', concienciandonos todos  de la importancia de apostar por la erradicación de la pobreza y la universalización de la educación primaria, dos aspectos 'esenciales' para reducir la explotación infantil.

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