El Artículo 25 de la Constitución Española dice:
"Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.
Sin duda la educación juega un importante papel en el proceso de reinserción de los presos, ya que cuanta más formación posean los reclusos al salir, más posibilidades tendrán de integrarse en el mundo laboral y, por extensión, en la sociedad. No obstante, a pesar de los esfuerzos de las penitenciarías y las instituciones educativas por alcanzar este objetivo, queda todavía un largo camino por recorrer y que pasa por facilitar a los internos la continuación de los estudios una vez fuera de prisión para acceder al mercado de trabajo con más garantías.
Es sin duda un debate controvertido pero lo que parece no salir a la luz son las injusticias y problemas sociales que pueblan las prisiones. Nuestro preso tipo no es un asesino en serie, es un toxicómano de limitada educación y con un bajo nivel económico. Casi el 80% de los presos están por delitos relacionados con el consumo de drogas. El mayor número de presos que se calcula entrarán a cumplir condena en los próximos diez años provendrán de la inmigración y de minorías étnicas. Las cárceles son un reflejo de los problemas sociales a los que no sabemos o no queremos enfrentarnos.
En la actualidad en las prisiones españolas, además de la posibilidad de cursar estudios universitarios, los internos tienen la oportunidad de participar en una amplia variedad de actividades educativas a otros niveles que tienen también como objetivo último facilitar al máximo la futura incorporación de los reclusos a la sociedad.. En los centros penitenciarios los internos pueden matricularse en las distintas opciones educativas que se ofrecen, desde carreras universitarias a través de la UNED hasta cursos de formación, pasando por lecciones de español para presos extranjeros e incluso clases para aprender a leer y escribir para los para los cada vez menos, afortunadamente, reclusos con una alfabetización deficiente.
En todo caso, apostar por la reinserción de las personas supone apostar por el ser humano, apostar por una sociedad más justa y civilizada, apostar por la redención y no por el castigo. La reinserción es el indicador del éxito y del fracaso de los sistemas penitenciarios
En todo caso, apostar por la reinserción de las personas supone apostar por el ser humano, apostar por una sociedad más justa y civilizada, apostar por la redención y no por el castigo. La reinserción es el indicador del éxito y del fracaso de los sistemas penitenciarios
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